lunes, 9 de diciembre de 2013

La destitución del alcalde Petro

Mediante el Comunicado de Prensa 996 de 2013, la Procuraduría General de la Nación informó a la opinión pública acerca de la ordena de destitución del Alcalde Mayor de Bogotá D.C. y la condena a una inhabilidad para acceder a cargos públicos por un lapso de 15 años.  De inmediato, he podido constatar algo que se sabía desde que el ser humano vive en sociedad: la política genera amores y odios. El derecho, no tanto.



Las primeras reacciones que vi a través de Facebook fueron los mensajes de algunos familiares y amigos (simpatizantes de las ideologías de derecha, y detractores acérrimos de los gobernantes y políticos de izquierda) felices porque la ciudad se había salvado de tan nefasto gobernante.  Por supuesto, el número de "Me Gusta" va directamente de la mano con qué tanto simpatiza el opinante con el gobierno de Petro en Bogotá.

A continuación, vi la reacción de los simpatizantes del Alcalde Petro, desconcertados ante la desfachatez del Procurador.  Entre ellos también había un nutrido grupo de familiares y amigos (simpatizantes de ideologías de izquierda, y/o personas normalmente alérgicas a todo tipo de totalitarismo de derecha) que cuestionan la posibilidad de que un Procurador pueda destituir a un gobernante elegido popularmente por la vía democrática más pura: el voto.  El número de "Me Gusta", también va en directa proporción a estos gustos.

Al momento de escribir estas líneas, no he tenido la posibilidad de acceder al texto de la providencia de la Procuraduría.  Sí he podido acceder al comunicado de prensa que leyó el Procurador General de la Nación, y parece ser que ambas partes tienen algo de razón en sus apasionamientos.  Sí, en efecto parece que la postura de la Procuraduría (que no es lo mismo -en teoría- que el Procurador) es ideológica, y que no había imparcialidad allí en el fallo.  También parece ser que existe evidencia acerca de los perjuicios importantes que sufrió la capital del país, por cuenta de la improvisación en el cambio del modelo de aseo en la ciudad.


Pienso que adoptar una postura atomizada como la gran mayoría del país, realmente no me sirve ni a mí, ni al país de nada.  Por mi parte, considero mucho más constructivo averiguar acerca de la pertinencia de la decisión de la Procuraduría.  Tengo un sentimiento que he expresado en varios foros, de que este es un país de personas, y no de instituciones, y por ello es que todos pelean con todos a nivel institucional (Contraloría Vs. Fiscalía; Consejo Superior de la Judicatura Vs. Demás Cortes, Procuraduría Vs. Distrito).  El mayor problema que genera la personalización de las instituciones, es que detrás de las decisiones que se toma en ellas, existe siempre un interés personal.

Esto último, el interés personal por encima del interés general, es a su vez, el principal insumo de cualquier proceso de corrupción individual e institucional.  En consecuencia, más allá de si odie o no al Procurador, o al Alcalde Mayor, el debate de fondo es acerca de por qué es todavía posible, después de tanta teoría jurídica, que sigan los intereses personales teniendo protagonismo en la vida institucional de Colombia.
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* Foto 1 (Gustavo Petro): Tomada de la página web de Noticias Uno http://noticiasunolaredindependiente.com
* Foto 2 (Alejandro Ordóñez): Tomada de la página web del Diario El Universal www.eluniversal.com.co

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