miércoles, 12 de marzo de 2014

El Congreso colombiano es un mini-país

El pasado domingo, el pueblo colombiano eligió a sus representantes al Congreso.  Las elecciones, hasta el momento han generado todo tipo de reacciones en la población colombiana, y en los medios de comunicación.  Sin embargo, sin lugar a dudas, el ejercicio democrático muestra el nivel de la democracia colombiana: no es buena, no es sana, y no es siquiera demasiado democrática.


Un candidato que compra o corrompe, y un elector que se deja comprar o corromper, desdibuja cualquier concepto de legitimidad en el ejercicio del sufragio.  Sin embargo, esta gente que compra tiene la misma desfachatez moral de aquellos que ponen el dinero o la prebenda para ser elegidos.  El electorado corrupto elige a los representantes corruptos.  No es del caso referirse aquí a quiénes son corruptos y quiénes no lo son, pues es un asunto de opinión. Sí es necesario, en cambio, resaltar la manera en que las personas eligen tipologías de personas similares a sí mismos.

La historia está demostrando que la gran mayoría de personas no votan por ideologías, no votan por partido, sino que votan por el carácter, la personalidad y el carisma de ciertos candidatos.  Es importante observar, por ejemplo los siguientes datos, de cuatro candidatos seleccionados para revisar sus cifras.  Los elegidos, son personas que han participado en los procesos electorales de 2010 y de 2014.

ROBERTO GERLEIN - 96.286 votos (2010) - 127.004 votos (2014)
ROY BARRERAS - 81.339 votos (2010) - 80.534 votos (2014)
JORGE ROBLEDO - 165.509 votos (2010) - 191.910 votos (2014)
ARLETH CASADO DE LÓPEZ - 134.083 votos (2010) - 63.517 votos (2014)

Para muchos puede parecer absurdo que que un candidato como Roberto Gerlein gane votos, después del escándalo al que fue sometido por sus declaraciones sobre las relaciones de parejas del mismo sexo.  Los medios de comunicación lo lapidaron.  Sin embargo, los colombianos de pensamiento conservador, que no comulgan con la diversidad, aparentemente premiaron a Gerlein con un incremento de su votación en más de 31 mil votos.  El caso de Jorge Robledo es similar.  Sus ideas de izquierda que son molestas para tantos seguidores de la ideología de derecha, ha logrado cautivar a quienes ven en él a un defensor de la inclusión y la defensa de los sectores marginados.  También son un sector de la sociedad, y muy importante.


El fenómeno de Roy Barreras, por lo visto, permite mostrar de qué manera se puede cambiar de ropaje en política sin ser severamente premiado o castigado.  Se trata de una estrategia electoral completamente distinta, que fastidia a muchos por su variabilidad, pero que puede recuperar con facilidad el electorado perdido al cambiar de ideas. El antes defensor de la mano firme de Uribe, y hoy defensor de la paz de Santos, sigue representando a un gran porcentaje de la sociedad, que funciona igual a como funciona él.  El caso de Arleth Casado, muestra de qué manera puede variar los votos en masa.  Una persona que no tuvo mucha figuración para bien o para mal en estos cuatro años, fue castigada con una pérdida del 50% de su votación.  La maquinaria que la respaldó, diversificó su riesgo.

Se trata de candidatos diferentes que representan a un tipo de electorado diferente, muy diferente.  ¿Qué tiene que ver esto con el derecho?  Son ellos, todos ellos, los que se sientan a decidir el derecho que nos rige.  Son ellos los que se encargan de elegir a nuestra Corte Constitucional, a nuestro Procurador, al Defensor del Pueblo.  Son ellos los que reforman nuestra Constitución, los que aprueban nuestras leyes.  El resultado de nuestras leyes es el resultado del debate que nuestros representantes hacen al debatirlas. 

Recordemos que más de la mitad de la población apta, no votó, es decir, no se comprometió con nada ni con nadie.  Recordemos también que muchos de los que votaron, no supieron marcar el tarjetón, lo que dice mucho de los niveles de educación política.  Eso, por supuesto, también se ve reflejado en el tipo de Congreso que tendremos.  En consecuencia, la población debe entender que lo que denominamos derecho y justicia, refleja en gran medida lo que consideramos correcto o incorrecto a nivel personal.  El Congreso, es un fiel reflejo del país en el que vivimos.  El derecho colombiano surge de procesos políticos.  La responsabilidad o irresponsabilidad política de los ciudadanos, incide directamente en la responsabilidad o irresponsabilidad de nuestro sistema jurídico.
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*  Imagen tomada de la página: www.aarp.org

** Datos consultados:
Elecciones 2014 (Preconteo)

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