miércoles, 11 de marzo de 2015

Justicia y corrupción

El reciente escándalo que ha protagonizado el Magistrado Jorge Ignacio Pretelt Chaljub me genera tres inquietudes; no sé cuál de ellas me sorprende más: 1) el hecho de que la sociedad colombiana no tenga conocimiento de que la justicia de su país es un verdadero desastre, 2) el hecho de que se concluya por el escándalo de un Magistrado que toda la justicia es un desastre, o 3) el hecho de que los mismos que ayudan a subir a los Magistrados, son los mismos que hipócritamente los atacan hoy.

Vamos a desarrollar cada una de las tres posibilidades:

1. El desastre de la justicia colombiana.

Este punto solamente es posible desarrollarse si se explican las razones para llegar a esa conclusión.

* Existe un evidente interés por parte de los nominadores de poder tener cargos en provisionalidad, es decir, que no son nombrados por carrera, pues ello da poder de hacer o pagar favores.  Para la muestra, revisen el estado de los concursos en la Fiscalía General de la Nación.

* Existe la creencia entre muchos funcionarios nombrados en propiedad, es decir que son nombrados por haber ganado concursos de carrera académica, que el puesto es suyo pase lo que pase.  Y lo mejor es que en muchos casos tienen razón porque las normas de carrera no prevén forma de terminarles su vinulación, porque a su vez, no hay forma seria de medir su rendimiento.

* Así como hay escribientes, notificadores, oficiales mayores, secretarios, asistentes de fiscales, fiscales, jueces y magistrados buenos, hay MUCHOS escribientes, notificadores, oficiales mayores, secretarios, asistentes de fiscales, fiscales, jueces y magistrados malos.  O incluso peor: corruptos.

* Los procesos avanzan, en promedio, lentamente.  Existen juzgados que avanzan con tiempos "de código", es decir, de acuerdo con lo que la ley prevé que deben ser los tiempos de los procesos.  Sin embargo, la justicia penal no se mueve en lo más mínimo, y la justicia civil se mueve mucho, pero de Despacho de descongestión en Despacho de descongestión.

* El concepto de la sana crítica permite al Juez valorar las pruebas sinque sea un frío artículo el que le diga cómo hacerlo.  Sin embargo, los casos más flagrantes de despropósitos judiciales se escudan en este concepto.  "Es mi valoración, y punto".  Claro, se enmascaran dentro de términos tales como "está claramente demostrado que..." o "no existen elementos de convicción que permitan concluir que..." y ya.

* La justicia colombiana normalmente involucra que los que en ella están involucrados, estén debidamente preparados.  Sin embargo, la educación en el país cada vez tiene más falencias, y eso también se ve a nivel de los abogados.  Un juez mal preparado, un defensor mal preparado, un fiscal mal preparado, un litigante mal preparado; en todos estos casos existe una elevada probabilidad de que de allí surja una decisión injusta.

Sin embargo, el reciente escándalo muestro que esto pasa invisiblemente en nuestra sociedad.  Se sabe que es real, pero no mueve a nadie.  Parecería que todo fuera bueno, y que el señor Magistrado Pretelt Chaljub tiene el poder de cambiar lo bueno en malo.  

2. El Magistrado todopoderoso.

A pesar de que el escenario real es el anterior, que los estudios en materia de transparencia y de eficiencia en materia de administración de justicia muestran que no es buena la justicia del país, existe una creencia de que la justicia tocó fondo por el problema del señor Magistrado Pretelt.  Seamos sinceros, que el señor Pretelt le pida dinero o no Fidupetrol no afecta a la mayoría de colombianos.  Se sabe desde hace mucho que el tema de la selección de tutelas en la Corte Constitucional ha sido oportunidad de negocio para algunos.   Se ha sabido (y judicialmente) que el reparto de Juzgados en materia penal es oportunidad de negocio, que el manejo secretarial en Tribunales y Consejo de Estado también lo es.  Y aquí únicamente nos referimos a una sola tipología de corrupción.  No se ha hablado del amiguismo o del enemiguismo, que es igual de reprobable.

Lo que sí le pega directamente al ciudadano envuelto en trámites litigiosos, es que la oportunidad de negocio sea tan buen y tan rentable, que se generalice, y que no se requiera actualmente revisar la viabilidad jurídica del caso, sino la viabilidad jurídica del pago.  Un buen pago se recompensa con buenas agencias en derecho, en muchos casos. Eso le pega al ciudadano que espera justicia y termina siendo el malo del paseo.



Cualquiera de las prácticas de corrupción es demostrable, y lo digo porque he tenido que investigar complejos casos de corrupción y sé que a pesar de ser difícil es posible.  Otra cosa es que no exista la voluntad de hacerlo.  A todo funcionario público le piden declarar sus ingresos.  El Estado tiene declaraciones de renta.  La UIAF puede revisar cualquier información bancaria nacional.  Básicamente, podemos mostrar con unas 3 o 4 operaciones de sumas y de restas, quien recibe más de lo que debería recibir.  Pero al parecer, sumar es algo bien difícil aquí.

Sin embargo, desde la semana pasada parecería que el Magistrado Pretelt tiene la virtualidad de entrar a responder por algo en el que él solo podría presuntamente ser una cabeza visible.  No se han dado muchas preguntas de por qué Magistrados realmente prestantes de la Corte Suprema de Justicia renunciaron hace unos pocos años.  Tampoco se indaga acerca de por qué las cabezas jurídicas más relevantes en nuestras facultades, en nuestras Altas Cortes, en las entidades de control y en los Altos Cargos del Ejecutivo manejan apellidos tan parecidos.  El señor Magistrado Pretelt no generó esa crisis, se los aseguro. 

3. El poder de juzgar.

Nada es más natural al ser humano que juzgar a los demás. De hecho, esta misma columna constituye la expresión de una opinión basada en juicios de valor.  Sin embargo, un juicio de valor que se basa por estándares diferenciados (juzgo a los otros de manera más severa que lo que me juzgaría a mí mismo) es sumamente frecuente.  A la hora de los escándalos, ser primo o hermano de alguien  cuestionado parecería ser suficiente razón suficiente para ser descabezado.  A la hora de los escándalos, el que más se rasga las vestiduras parecería ser el más noble y el más justo.

Sin embargo, muchas veces el gran enemigo de hoy ha sido el gran amigo del ayer.  He leído muchas columnas de opinión, y a muchos periodistas de radio tratar de eminente jurista a quien posteriormente es tratado de "mente criminal", "bandido" o "pícaro".  Nombres de "magnos" caídos en desgracia hay muchos:  Santofimio, Bernardo Moreno, y al parecer próximamente Jorge Ignacio Pretelt.  He tenido la oportunidad de asistir a los homenajes de grandeza de algunos que el día de mañana son olvidados, o peor, vilipendiados por los mismos que lo vitoreaban.

Con qué suficiencia se cuestiona hoy a Pretelt cuando antes, los generadores de opinión que conocían de esta misma información, pero extraoficialmente, guardaban silencio frente al particular.  Con qué solvencia se acusa y se reprocha la actitud del Magistrado hoy, cuando a la hora de ser nominado y ser elegido, quizá fue apoyado por muchos de esos que hoy se rasgan sus vestiduras.

NOTA FINAL:

Una de las desventajas de no estar en la rosca de nadie es que cualquiera con poder lo puede intentar mangonear a uno.  Evitar que lo contraten, propiciar que lo saquen, multiplicar los enemigos y restar los amigos.  En contraposición, una de las ventajas de no estar en la rosca es que la palabra merecimiento adquiere su verdadero significado y fuera de la rosca se puede ver con cierta claridad quién es quién.  Observen por ejemplo, la definición de la Universidad del Rosario, en la cual estudiamos tanto el Magistrado caído en desgracia, como quien estas letras escribe:

(...) una congregación de personas mayores, escogidas para sacar en ellas varones insignes, ilustradores de la República con sus grandes letras y con los puestos que merecerán con ellas, siendo en todo el dechado del culto divino y de las buenas costumbres, conforme al estado de su profesión"
Al parecer, entendimos de esta definición cosas distintas él y yo.

Dichosos los que creen y luchan porque a partir de su formación, su ética y su trabajo logran que sea su obra y su trabajo la que el día de mañana hable por ellos.  Quizá anónimos,...quizá no sean nunca tildados por los generadores de opinión como "honorables", pero su obra hablará por ellos.  Y no me refiero únicamente a los abogados... ellos también.
__________
Imagen tomada de la página web: www.larepublica.co

No hay comentarios:

Publicar un comentario