miércoles, 23 de marzo de 2016

En Colombia existe la peste de la amnesia

Cuenta Gabriel García Márquez en un aparte de Cien años de soledad que en Macondo se sufrió en algún momento de la pérdida de la memoria sistemática, de forma tal que nadie recordaba siquiera los nombre de las cosas más elementales, ni mucho menos su uso.  Como consecuencia de esta circunstancia, no era claro qué era qué, ni quien era quién.  Por ello, la solución a la que acudió José Arcadio Buendía fue la de empezar a poner etiquetas sobre las cosas, con una breve indicación de su utilidad.  Uno de los mejores pasajes de esa novela, en mi opinión.

Recuerdo que al leerla no podía menos que sonreir de la tontería que implicaba ese estilo tan irreal de vida, en el que no se supiera qué es qué y todos tuvieran que etiquetarlo todo.  Sin embargo, muchos años después observo que la situación en la "vida real" no es muy distinta.  Particularmente esto resulta evidente en una serie de escenarios en donde la mayor cantidad de etiquetas genera mayor respeto.  Un caso claro es el de los militares, que en sus vestidos de gala suelen exhibir todas las condecoraciones que hayan recibido a lo largo de su carrera.  Entre más medallas, mejor el militar -al menos en teoría-, porque algo supremamente bueno ha debido hacer esa persona para ser condecorado.  Y digo que -en teoría- porque ante una institucionalidad sometida a los mismos vicios de las demás instituciones de un país descompuesto, en muchas ocasiones el condecorado termina siendo el amigo de, el protegido de, el familiar de...


En el mundo jurídico, al cual pertenezco, la situación no solo es similar a la de la novela.  Incluso podría llegar a considerarse que estamos ante una institución con pretensiones aristocráticas.  Para los que no estén familiarizados con el significado real del término, el término aristocracia traduce "gobierno de los mejores".  En consecuencia, los mejores individuos son aquellos que acceden al poder, y gobiernan.  La manera en que se suele mostrar qué tan "mejor" o no se es, es a través de etiquetas como las que utilizaba José Arcadio Buendía.

Ejemplo:



Fulanito(a) de tal:
1) Doctor en derecho de la Universidad XXXXXXXX
2) Profesor de las universidades Alfa, Beta, Gamma, Delta, Épsilon.
3) Exmagistrado de XXXXXXXX, 
4) Autor de "El derecho después de mí" y de "La real interpretación de la ley"
5) Consultor durante xx años en el sector público y privado.

NOTA: Al  final de la entrada tienen una guía elaborada por mí sobre cómo entender, a partir del currículum del abogado, en qué parte de la pirámide está ubicado él o ella.

Esto explica por qué en muchos ámbitos, como el jurídico, es necesario ver muchas etiquetas que le permitan a José Arcadio y a Úrsula saber quién ese abogado que tienen ante sus ojos.  No solo es una muestra de qué tan bueno es, sino que curiosamente los convierte en autoridad para opinar.  Contrario a lo que ocurre en la enseñanza de la teoría de la argumentación jurídica, el argumento y la red argumentativa se debe analizar a partir de la validez de sus premisas y el nexo entre las premisas y conclusiones.  En otras palabras, la teoría de la argumentación jurídica establece la fuerza persuasiva de un discurso a partir de la validez argumentativa y no a partir de quién dice lo analizado.  De hecho, acudir a esa táctica implica incurrir en la "falacia de apelación a la autoridad".

Contrario a lo que ocurre con el café en Cien años de soledad, las personas y sus apreciaciones sobre las cosas no deben ser medidas en función de qué tantas etiquetas puedan tener, sino a partir de parámetros muy distintos como la lógica, la dialéctica y la coherencia.  Sin embargo, al parecer en Colombia seguimos padeciendo la peste de la amnesia, y nos gusta seguir viendo a las personas a partir de sus muchas o pocas etiquetas.  Y entre abogados sí que es claro esto.  Para quienes estén interesados en verificar esto, los invito a revisar el periódico quincenal de la empresa Legis titulado "Ámbito Jurídico", en cualquiera de sus ediciones, para ver si les miento, o no, en lo que aquí estoy diciendo. 


ANEXO 1: Claves para entender el currículum del abogado:

Volvamos al ejemplo anterior, y desarrollémoslo:

Fulanito(a) de tal:
1) Doctor en derecho de la Universidad XXXXXXXX
2) Profesor de las universidades Alfa, Beta, Gamma, Delta, Épsilon.
3) Exmagistrado de XXXXXXXX, 
4) Autor de "El derecho después de mí" y de "La real interpretación de la ley"
5) Consultor durante xx años en el sector público y privado.

Explicación:

Punto 1)

Primer criterio diferenciador: Doctor es una persona que sabe, el magíster es una persona que "se defiende", el especialista es una "persona normal", y el abogado raso es el siervo de la gleba de este ecosistema.

Segundo criterio diferenciador: El título es el nombre, pero la universidad es el apellido.  Las mejores universidades son las que son de origen europeo o nortemericano (según el área).  Si el programa se dictaba en un idioma distinto al español, claramente será mejor que uno que sea dictado en español. 

Punto 2) 

Ser profesor universitario es un indicativo de que la persona es lo suficientemente capacitada para exponer un saber a personas deseosas de aprender una ciencia, arte u oficio.  La regla interpretativa es que usted es mejor entre más universidades haya logrado incluir en este listado.

NOTA:  Tengan cuidado.  Hay profesores de años, que no dictan la clase realmente, sino que figuran como los profesores.  Los realmente encargados de hacerlo son sus profesores asistentes o auxiliares.  Tengan cuidado cuando vean que el listado pasa más alla de Gamma o Delta.  Probablemente sean de esos profesores que figuran pero no dictan.  Y esto lo digo con conocimiento de causa porque ya me ha tocado ayudarle a retocarle ad honorem (aunque esto no lo sabía en su momento) un par de hojas de vida.

Punto 3) 

Quizá el criterio de formación (Punto 1) pueda ser el objetivo de muchos que quieren llegar a la categoría de los aristos.  Sin embargo es preferible haber sid un abogado raso que llegó a cargos supremamente elevados, a ser un Doctor sin cargos envidiables en su hoja de vida.  Quizá por ello ustedes vean que cuando se ha ostentado alguno de esos cargos, se pueden obviar aquellos incluidos en los Puntos 1, 2, 4 y 5.

Punto 4)

Escribir libros es un elemento muy importante.  En la actualidad, el libro es un criterio legitimador de experiencia en determinada área.  Si el abogado ha escrito un libro sobre algún tema, independientemente de que sea un libro bueno o realmente malo, existe una presunción de experticia.

Punto 5)

En este punto, se hace referencia a la experiencia laboral de la persona.  Lo que a las personas les interesa saber es qué tan bueno es, y por ende, entre más cosas lean que haya hecho, mejor lo vuelve a usted.  Por regla general, los consultores son los más reconocidos, porque pueden hacer un gran nombre de sí mismos sin necesidad de pasar por la administración de justicia (que puede ser una experiencia dura para muchos).

NOTA:  Tan importante es este tema, que en algunos casos las personas se adueñan de trabajos o gestiones de terceros.  También lo digo con conocimiento de causa, dado que recientemente me enteré que un exjefe dice que él elaboró un documento que en un 70% hice yo.  En consecuencia, no siempre lo que aquí dice que hizo la persona, realmente lo hizo esa persona.  A muchos les interesa alargar este listado para mostrarse capaces de dominar el ejercicio forense del derecho en sus distintas áreas y con sus distintos matices.
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Imagen tomada de la página web www.republikeinsgenootschap.nl

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