miércoles, 4 de mayo de 2016

La farsa y el derecho

Al consultar con el Diccionario de la RAE acerca del significado del término "farsa", encontramos una serie de acepciones, algunas de las cuales no coinciden con el uso común que se le da a la palabra en nuestro contexto social.  Se suele hacer referencia a la "farsa" como una mentira, aunque en su origen, el término derivara de un género de obra artística reconocida por su sátira.  La farsa es un acto para mentir o disimular, y bajo ese entendido el farsante es un mentiroso.


En derecho, la farsa, según se ha explicado atrás, tiene una serie de tratamientos disímiles, todos los cuales se encuentran vigentes en la actualidad.




Celebrar aparentemente un contrato, pero no haber realmente celebrado un contrato: Simulación absoluta (FIGURA LEGAL).

Celebrar aparentemente un contrato, pero realmente haber celebrado otro distinto al que muestro a la sociedad: Simulación relativa (FIGURA LEGAL).

Hacer de cuenta que estoy realizando un acto para mí, aunque en la práctica esté haciendo una gestión a nombre de otra persona: Mandato sin representación (FIGURA LEGAL).

Engañar a una persona para realizar un acto que le perjudicará, en provecho de quien engaña o de un tercero: Estafa. (DELITO).

Hacerse pasar por otra persona con el fin de obtener un provecho: Falsedad personal (DELITO).


Arriba tan solo están mencionadas algunas de las distintas formas en que se nos presenta el teatro, la mentira, la farsa.  Como se observa, el derecho no es ajeno al alcance de la mentira en la vida diaria.  La mentira es tan antigua como la vida humana, y por lo tanto, no podría ser ajeno al derecho, dado que este existe y se desarrolla a partir de las relaciones de los hombres entre sí y con su entorno.

Es importante observar, sin embargo, que existe un momento en el que el ámbito de lo jurídico, el ámbito de lo político y el ámbito de lo moral se suelen encontrar de una manera particularmente extraña.  ¿Qué ocurre cuando algún dirigente político le ha mentido a sus electores o nominadores y gracias a esa mentira logra una designación de importancia?  El caso ha sido recientemente objeto de tratamiento en nuestro país, a raíz del tema de los estudios del actual alcalde de Bogotá, así como de su predecesor.  El hecho ha generado un rechazo moral que ha llevado a solicitar renuncias (consecuencias jurídicas) de una designación política.

No es claro si el vínculo conector es, o debe ser, así.  Para muchos de nosotros es claro que un candidato a alcalde que miente, debe renunciar si logra serlo.  Para muchos el vínculo es evidente, pero no es del todo claro por qué.  Según se ha visto, existe una diversa modalidad de formas de entender la farsa. La expectativa legítima de que nos digan la verdad, es una expectativa que no tiene mayor alcance jurídico, distinto al que se desea que tuviera.

Frente a esto, sería bueno conocer sus opiniones, y generar un debate sobre el alcance de la mentira en estos ámbitos.
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* Imagen tomada de la página: www.infosalus.com 


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