martes, 16 de diciembre de 2014

¿Y LA DIGNIDAD DE LA PROFESIÓN DEL ABOGADO?


Imagen tomada de: www.hilodeariadna.org



Ser abogado en Colombia es para muchos sinónimo de avivato, que solo piensa en cómo sacar provecho de las situaciones. Deplorable es el personaje que cree que estudiar Derecho le va a dar la posibilidad de ser un estafador con titulo, deplorable es que se alabe al vivo que vive del bobo, deplorable es que se felicite al tramitador que se cree abogado, deplorable es que a la entrada de los despachos judiciales hayan “abogados” ofreciendo sus servicios por el diario de su comida, para todos ellos mis más sinceras condolencias. Y digo condolencias, porque están llamados al fracaso y al olvido, un buen abogado, es el que defiende su profesión a pesar de ver que va contra la corriente, que hace de sus conocimientos un servicio de calidad a sus clientes, es el que estudia y busca solucionar las situaciones a partir no única y exclusivamente de la Ley, sino de la lógica y la honestidad, es quien tiene en cuenta que existen valores y principios, que no se compran sino que se fortalecen con el tiempo.

Al ver tantos “colegas” que le buscan la “caída a la ley” creyendo que son grandes filósofos y doctrinantes del Derecho, se puede entender que estas personas tenían como objetivo ser reconocidos “Doctores” de la Ley, sin ser lo básico: personas respetables.

No he podido entender, como  es que se puede ser buen padre, sin ser buen hijo, como es que quieren ser Honorables Juristas, sin ser valerosos hombres, ni respetables estudiantes, pero que podemos esperar, si en nuestro país, el funcionamiento de la administración de justicia no depende de la necesidad de los ciudadanos, sino de las peticiones de un sindicato. Es frustrante y doloroso ver que cada día se derrumba aún más mi ilusión de Dignificar mi profesión, encontrando tantos ejemplos que me recuerdan, que no todos los que estudiamos Derecho, tenemos si quiera parámetros cercanos a lo que debiera ser el candidato a abogado. Lo único que me levanta es saber que aún existimos algunos que tratamos de exaltar la profesión, demostrando la dignidad de la misma y la esencia de quien tiene como objetivo ser un buen abogado. 

Autor: Jeimi Mahecha Ardila. Abogada. 


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