En las últimas
semanas hemos presenciado varios casos, que han salido a la luz pública, en los
que se han visto involucrados funcionarios de la rama judicial en actos de corrupción.
El primero y más sonado fue el del Centro de Servicios Judiciales de Paloquemao,
en el cual fueron capturados 9 funcionarios, entre ellos dos jueces de Control
de Garantías. Más recientemente se conoció un caso que involucraba a una
estudiante de Derecho y a varios funcionarios de los juzgados de Ejecución de Penas
de Bogotá en actos de corrupción.
Como si lo
anterior fuera poco, también varios magistrados del Consejo Superior de la
Judicatura han sido involucrados en actos de corrupción, siendo incluso uno de
ellos, el Magistrado Villarraga, suspendido de sus funciones por el Congreso de
la República. En igual sentido se adelantan sendas investigaciones por el
Carrusel de Pensiones al Interior de esta Entidad. Por supuesto, creemos que
estos son casos aislados que involucran a algunas personas que sirven a la rema
judicial, pero que en nada manchan la imagen de los funcionarios honestos y
diligentes que dedican su vida a la función judicial.
Advertida esta
lamentable realidad cabe preguntarse, cuál puede ser la génesis de esta problemática.
En primera medida puede pensarse que es un tema de resorte de formación del
abogado, caso en el cual los centros Universitarios deberían reforzar la
formación en la ética y la responsabilidad de la profesión del Abogado. En una
segunda etapa puede señalarse, que más bien, se trata de un tema de
responsabilidad de la rama judicial y que debe ser allí donde se optimicen los
procesos de selección y en todo caso se establezcan mecanismos de control y
prevención de este tipo de situaciones.
En tercera medida
puede entonces pensarse que en general es una problemática que surge de del fenómeno
social “del más vivo, y del dinero fácil”, a través del cual sin importar el
cargo, función o dignidad propia de este, se toma como un negocio por medio del
cual se obtienen réditos económicos de
manera fácil. Lamentablemente todos los Colombianos hemos que tenido que
observar durante varias décadas como el
poder del dinero (en la mayoría de los casos mal habido) compra conciencias y
acaba vidas.
En mi criterio,
la situación actual de la corrupción en la rama judicial, surge de una
sumatoria de muchas de las posibilidades antes referidas, siendo éste el
momento para generar un proceso de autocritica tanto en los centros Educativos,
como en la Rama Judicial y por supuesto
en nuestra sociedad sobre el debido ejercicio de la profesión del Abogado.
Y es que si se
tratara de revisar cuál profesión, tiene
la facilidad de generar repulsión al interior de nuestra sociedad tendríamos
que concluir que la del Abogado se encuentra en el Top 5, sino es que ocupa el
primer lugar. Bastante deteriorada se encuentra en general la imagen de los
Abogados, para que ahora hechos de corrupción en la Rama Judicial terminen por
lapidar la poca honra y dignidad de esta profesión. Insisto que es necesario generar
un escenario de debate acerca de la corresponsabilidad que a todos nos ocupa en
esta problemática y no solo quedarnos impávidos ante los ya frecuentes actos de
corrupción y falta a la lealtad de algunos de nuestros colegas.
De acuerdo. Creo que lo de Top 5 fue muy generoso con la imagen que generamos. Incluso entre nosotros mismos no existe un mínimo de confianza y/o respeto por el colega. Comparto la opinión.
ResponderEliminar